Las pupilas se me pueblan nuevamente
de miríadas de miradas espejadas
como mundos cobijados por los ojos.
La mirada autoritaria de mi padre
la mirada inmarcesible de una madre.
La mirada inalcanzable de un cometa
la mirada intraducible del poeta.
La mirada genuflecta del esclavo
la mirada descubierta del infante
la mirada casi abierta de una herida
la mirada indefendible del infame.
Las miradas de personas sin destino
las miradas del más próspero camino
las miradas del más lúgubre silencio
las miradas de la risa y del contento.
Y no quedan más miradas conocidas
al que quiere recordar todas sus vidas
si tan sólo las miradas tradujeran
el sentir del que mira y del que sueña
y el vivir del que siembra y del que espera
y el vivir del que siembra y del que espera
Si tan sólo se poblaran las miradas
del altruismo solidario de las hadas…
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