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lunes, 21 de julio de 2008

Semilla océanica

Abriendo las puertas del lejano horizonte,
navegabas naufragada y feliz,
sin más deseos
que los del alma liberada,
sin más oportunidades
que las de la sonrisa serena,
buscabas mi aliento
entre la bruma matutina,
buscabas el roce
con los vientos tempestuosos
de mi ocaso huracanado,
y en los remolinos
de las hondonadas
de tu misteriosa geografía,
se hundieron mis navíos
cargados con tesoros
de marfil y de ámbar clandestinos,
allí,
en las profundidades
de tus oceánicos caprichos,
se sembraron como surcos
de futuras plantaciones,
en los recovecos infinitos
de la gloria que te ensalza,
allí
se diseminaron mis alientos…


Dará fruto mi caricia en tu oleaje,
dará fruto mi deseo en tu piélago,
los litorales de tus caderas se han abierto
a mis agigantadas ansias tantas veces,
que me resulta imposible
imaginar siquiera
la esterilidad de nuestro encuentro.
Fértil ha de ser
el ecuóreo paisaje que me donas,
y es en tu fertilidad
que yo he puesto la esencia
de mi mejor semilla,
una semilla de apasionado
e incondicional...amor.

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