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sábado, 9 de noviembre de 2019

Espera eternizada en la apatía

Las dudas
agrietan mis palabras,
dejando entrever las telarañas
de mi ocaso ensangrentado,
en el cielo infernal de mi espinazo.

Los miedos
atrapan mi garganta,
silenciando los chillidos vehementes
que me ahogan y me asfixian,
clavándome a la cruz de un silencio manifiesto.

El valor no vale nada
ante el ímpetu furibundo
de ataúdes
y de fosas sempiternas,
majestuosas.

Un silencio de dagas y de féretros
anula mis arcanos y secretos
y escondites infrahumanos;
mientras todos los vocablos;
destituidos por las hordas de la culpa,
la vergüenza y el terror,
aúllan impotentes,
ininteligibles,
dinámicos y subversivos,
a la espera del desgaste de las horcas,
los grilletes, las cadenas.

Espera eternizada en la apatía
del espectro de una muerte
cada vez más soberana.

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