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sábado, 9 de noviembre de 2019

La bajadita

Bajo la luz amarilla del bombillo
se delatan tus austeros silencios,
se desatan los vientos del ocaso
grano a grano, gota a gota, toque a toque;
partícula a partícula de tu esencia difuminada
en el contaminado aire que respiro,
se desatan.

Viro
los ojos hacia el espejo
y en su imagen se confunden las miradas
del niño hambriento que lastima,
del hombre fúrico que golpea,
del soldado que asesina,
de la mujer que engañada, llora;
de la madre desvalida y su hijo mutilado,
de la viuda resignada y su esposo soterrado,
del tonto jorobado por los cuernos de una llama,
de la llama que consume un odio impaciente;
confluyen las miradas desesperadas
fundiéndose en una sola mirada de horror y pena y sufrimiento y goce sadomasoquista.


Bajan los peñones como raudos caballeros
empujados por las aguas azufradas y los troncos,
bajan los dolores de los cerros conmovidos
que se quedaron dormidos mucho tiempo;
bajan los lamentos a las urbes insensibles
y en bajada van mis versos de tristeza;
extraviando mi cabeza
por senderos intemporales de monótona melancolía...

¡Es que me agarraste en la bajadita!...
Bendita
Maldita
Bonita
Dañada...

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