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sábado, 9 de noviembre de 2019

Qué pasó con los cuadernos que se sientan a escribirse?

¿Qué fue de los cuadernos que quieren escribirse?
Supermán volvió a surcar los cines
pero tuvo que hacer cola para entrar.


Un mesonero me dice:
-Abra cuenta
setenta y cinco refrescos,
(setenta y cinco veces pensé en tus deseos)
doce palos de ron,
(doce palos sobre mis cejas me devolvieron a la realidad,
me hicieron regresar del limbo
en que escondía tu retrato)
y dos cervezas
(dos cabezas piensan mejor que una
pero tú no quieres pensar conmigo)


-Abra otra vez cuenta:
Tres hervidos de gallina
(tres dragones se rascaron en la cantina)
dos hervidos de res
(dos dragones se voltearon al revés)
Un bisteck a caballo
(un sólo dragón advirtió mi desmayo)


Y vuelta al limbo
¡Qué linnnnnnnnndo es el limbo!
como cuando cruzaba las calles con el semáforo en rojo,
cuatro groserías escupían los carros, en un solo ojo;
que si estás ciego, que si estás tuerto, que si estás loco,
que si estás sudado o asegurado,
patatín, patatán.


El semáforo en rojo
me impidió llegar a tu alma,
como si yo hubiera sido cojo
aquella noche de calma...
la noche en que la luna cayó sobre la acera.


En el hipódromo La Rinconada empieza la carrera.
En carrera estamos todos como caballos desbocados
y vuelven a nacer los pecados.
Pecados de mujer, pecados de señora,
pecados que de tu piel afloran.
Ventanales enormes traes en los bolsillos
porque si llega a llover, te mojas el fundillo
de azúcar nevado, frío, gélido, cristalizado.

¿Qué pasó con los cuadernos que se sientan a escribirse?
Supermán perdió su capa comiendo emparedado.
Batman dice que la tiene Mandrake el pasmado
o el Fantasma o uno de los Tres Chiflados
¿Estará encubriendo a Robin, su apoderado?


El semáforo sigue en rojo, ¡sempiterno!

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